América latina a principios del siglo XXI: entre distopías y utopías
En-claves del pensamiento
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, División de Humanidades y Ciencias SocialesEl artículo aboga por una relectura de la historia del pensamiento filosófico político-social latinoamericano en clave utópica. Para ello propone primero, con referencia a las obras de Tomás Moro y de Ernst Bloch, una concepción de la utopía como forma de conocimiento sociocultural. En la segunda parte usa dicha concepción para analizar tres
La utopía* y la antiutopía, temas usualmente poco presentes en la vida política actual, se han asomado en los últimos años varias veces en los medios de difusión masiva. Una de estas raras ocasiones fue la noticia del repentino incremento de ventas de una de las antiutopías más famosas del siglo XX a los pocos días de haber asumido el poder el actual presidente estadounidense, electo al final de una contienda poco representativa de la idea clásica de democracia política.

			
Es en este contexto que se quiere enfocar las memorias y las culturas nacionales latinoamericanas desde la perspectiva de una tradición de pensamiento y acción que a partir de mediados del siglo XIX se encuentra cada vez más distanciada de, si no incluso fuertemente reñida, con la idea de ciencia en general, y con la de las ciencias sociales en particular: la utopía.

		En la primera parte, se explica con referencia a la obra mencionada de Moro, el concepto de utopía tal y como se usa en todo el trabajo.

			
Este estudio, que sigue la idea de 'Krotz, Esteban. “La utopía como dimensión necesaria de la filosofía de la cultura”. En Dora Elvira García (Coord.), , 123-139. México: Porrúa / Cátedra Unesco en Derechos Humanos y Ética, 2011.La utopía como dimensión necesaria de la filosofía de la cultura',

			
Personas que no conocen la obra moreana citada, sino que solamente han escuchado algo acerca de novelas fantasiosas ubicadas en lugares imaginados y escritas en la llamada época del Renacimiento europeo,

			
La biografía de su autor, Tomás Moro (1478-1535), no corresponde para nada a la ampliamente compartida concepción del soñador utópico alejado de las realidades cotidianas. Todo lo contrario: Moro conocía muy bien su sociedad y su tiempo, pues había estudiado derecho, había ejercido su profesión como abogado, juez y docente, había sido funcionario de la ciudad de Londres y miembro del Parlamento inglés, así como secretario y diplomático al servicio de Enrique VIII. Éste lo nombró Lord Canciller en 1529, el cargo más alto por nombramiento en el reino. Pero en 1535 decidió su muerte por alta traición, porque Moro se opuso a la erección del Rey en la autoridad eclesiástica suprema de Inglaterra, lo que hubiera implicado su separación de la Iglesia católico-romana. Además de la profesional y la política, Moro tenía una intensa vida familiar (en cuyo marco dedicó especial atención a la formación intelectual y artística de las mujeres); mantenía relaciones epistolares con varios de los llamados 'humanistas' más influyentes de su tiempo; dedicaba mucho tiempo al estudio de los autores clásicos griegos y latinos, y había obtenido rápidamente fama en el mundo intelectual europeo por sus traducciones, su poesía y luego también su obra histórica, a lo que se agregaron durante un tiempo agudas refutaciones de voceros de la reforma luterana y, especialmente, hacia el final de su vida, también algunos textos espirituales.

			
Una de las críticas más agudas de la Inglaterra de principios del siglo XVI, que se hallan en el libro -y que, por cierto, coincide asombrosamente con la situación actual de México y otras partes de América Latina- es el reproche del ostentoso y derrochador estilo de vida de los nobles y los ricos, y de su indiferencia frente a la gran cantidad de campesinos desplazados por los cambios en el uso del suelo para la producción de lana de oveja (que desembocarán más adelante en la llamada acumulación originaria) y frente al número creciente de pobres y miserables en las ciudades.

			
Otra crítica fundamental se ocupa del sistema judicial inglés de la época, que castigaba el robo con la pena de muerte, acerca de la cual Moro considera que es una pena 'demasiado cruel para castigar los robos, pero no suficiente para reprimirlos, pues ni un simple hurto es tan gran crimen que deba pagarse con la vida ni existe castigo bastante eficaz para apartar del latrocinio a los que no tienen otro medio de procurarse el sustento'.

			
Para cualquier inglés de la época, e incluso para no pocos europeos ilustrados de entonces, no debió ser muy difícil darse cuenta de que lo que se describe en el segundo tomo de
También queda claro que las y los utopienses pertenecen a la misma especie humana que los ingleses, que no cuentan con facultades intelectuales o morales superiores que aquellos ni habían recibido una iluminación sobrenatural especial. Simple y solamente usan correctamente la razón para eliminar de su sociedad
Un ejemplo estelar de lo anterior es el tema del oro, ya que en aquella época podía diagnosticárseles un auténtico 'mal de oro' a los aventureros europeos en América, quienes 'estaban todos enfermos del Oro, inficionados del Oro', según Alejo Carpentier, lo que hace que el Gran Almirante, 'ya rondado por la muerte' tenga que confesar que 'me causa grima, remordimiento, vergüenza, ver la palabra ORO tantas veces' en el borrador de su relación de su primer viaje, donde 'es como si un maleficio, un hálito infernal hubiese ensuciado ese manuscrito, que más parece describir una busca de la Tierra del Becerro de Oro que la busca de una Tierra Prometida para el rescate de millones de almas sumidas en las tinieblas nefandas de la idolatría…'.

			
Es decir, se pone de manifiesto que los valores o principios que rigen la convivencia social nunca son algo preexistente, natural e inmutable, sino siempre resultado de una opción colectiva y, por tanto, modificables (y las y los utopienses concuerdan en tener otros valores y principios de organización que las inglesas y los ingleses de su tiempo. Página tras página, se revela así que Utopía no es una especie de Inglaterra encantada, sino que Inglaterra está de cabeza, mientras que Utopía es la sociedad humana propiamente dicha y que, por consiguiente, su descripción indica hacia dónde debería y -como se constata con ciertas reservas-

			
Siguiendo en buena medida a Ernst Bloch,

			
En este sentido, Moro -al igual que, por ejemplo, sus contemporáneos Nicolás Maquiavelo (1469-1527) y Francisco de Vitoria (1483-1546)- sería un precursor de las ciencias sociales propiamente dichas, que se consolidan como tales hasta tres siglos después, como resultado de un largo proceso de distinción de los distintos órdenes de la realidad sensible (o, si así se quiere, de las diferentes clases de materia), y de las diferencias entre concomitancia y causa, síntoma y origen, causa y efecto. En este enorme esfuerzo a través de muchas generaciones, entrecruzado conflictivamente con tradiciones doctrinarias de varios tipos y con la lucha contra la ideología, empero, se impone finalmente, para expresarlo en términos blochianos, el favorecimiento excluyente de la 'corriente fría', o sea, las operaciones descriptivas, sistematizadoras, tipificadoras, comparativas, analíticas. Es la corriente que identifica las relaciones causa-efecto; que trata de explicar y, en la medida de que esto se pueda, hacer con respecto a fenómenos sociales, predecir. Lo que se perdió tanto en la ciencia social 'positiva' burguesa como en su vertiente marxista devenida pronto 'dogmática' -'talmúdica', la llamaba Ángel Palerm-

			
Bloch también nos recuerda que esta tradición utópica -a la que Moro solamente le dio nombre con el título de su obra- existió mucho antes que él (el mismo Moro hace, por ejemplo, referencia explícita e implícita a Platón, cuya
Otro lugar de la manifestación del conocimiento utópico lo constituyen, siempre siguiendo a Bloch, los sueños diurnos, diametralmente opuestos a las pesadillas nocturnas. Como cualquier otra de las manifestaciones utópicas, también la ensoñación puede convertirse en obstrucción ideológica del conocimiento utópico. Pero es importante reparar en el hecho de que en estos sueños diurnos, que han inspirado y que han sido inspirados por muchas tradiciones populares, expresiones artísticas y concepciones religiosas y en los que se imagina cómo sería la vida feliz y auténticamente humana de una misma o uno mismo; se pone de manifiesto que la vida feliz de una persona puede ser feliz solamente si es feliz la vida de todos los seres humanos, y que no puede haber vida feliz de unos a costa de los demás.

		Tiene que bastar esta breve presentación de la
En lo que sigue, se esboza algunos momentos que podrían llamarse -hasta encontrar un nombre mejor-, 'destellos utópicos'

			
El primer destello utópico se ubica en el siglo XVI, en la misma época en la que Moro escribió el libro citado y que suele ser vista simultáneamente como el final de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna. Estamos acostumbrados a ver esa época como una época predominantemente negativa: la invasión militar europea, el holocausto de la población caribeña y mesoamericana, la mutilación de las raíces culturales propias, el inicio de tres siglos de régimen colonial. Todo esto es, desde luego, cierto, y más recientemente Walter Mignolo

			
Pero, ¿no constituyó el primer siglo de presencia europea en América otro marco para una reflexión semejante, aunque con una dirección un tanto diferente? ¿No se basó el debate generado en y sobre las Indias Occidentales igualmente en el esfuerzo cognitivo destinado a desnudar el poder político de sus encubrimientos teológicos y filosóficos legitimadores tradicionales? Por ello, la famosa disputación de Valladolid derivó en una legislación orientada por ciertas ideas sobre los
Sin embargo, casi nada de todo esto se halla en las historias corrientes de las ciencias sociales,

			
Un aspecto llamativo de la historiografía latinoamericana del siglo XIX es la inestabilidad social y cultural -hoy frecuentemente llamada ingobernabilidad- constatada para la región entera (por más que su contrastación con la situación supuestamente más pacífica y ordenada de la Colonia suele minimizar la larga historia de rebeliones en América, especialmente las de los pueblos originarios y de los esclavos africanos). En la imaginación popular de aquí y de allá, dicha inestabilidad, que se prolonga de diferentes maneras durante el siglo XX, se explica a menudo por la incapacidad latinoamericana casi congénita de
Sin querer disminuir los méritos de personajes como los que se acaban de nombrar, no puede evitarse aquí la pregunta por las causas de la invisibilización habitual del inicio
¿No aparece en el furor antiesclavista haitiano primero y en muchas constituciones continentales posteriores un motivo que no se preocupa tanto por aspectos formales del modelo republicano como votos y separación de poderes, sino más bien por lo sustantivo de los derechos iguales de ciudadanos iguales? Aunque es sabido que precisamente esta preocupación contribuyó posteriormente al surgimiento de nuevas formas de discriminación, despojo y explotación de la población indígena y de los descendientes de la inmigración africana forzada, cabe la pregunta sobre si no estamos aquí nuevamente ante un impulso latinoamericano peculiar para la edificación de un orden democrático, cuya originalidad y potencial no han sido reconocidos a cabalidad. No se trata de justificar, claro está, la parcialidad e insuficiencia de este enfoque, pero, ¿no comparte estas deficiencias con las limitaciones de los modelos norteños siempre considerados mejores o más auténticamente democráticos? ¿Y no es justamente ahora, cuando se ha hecho patente sin ambages la crisis de la democracia en todas partes del globo, que se tiene que articular las diferentes versiones del Norte y del Sur, de Oriente y Occidente para poder avanzar en la realización del -en palabras de Ernst Bloch- 'gran grito tricolor',

			
No en todas partes de América Latina se reconoce hoy día esta tríada como el primer gran logro del pensamiento socio-científico y filosófico-político latinoamericano original propio y como una contribución significativa al pensamiento socio-científico universal. Para apreciar su relevancia hay que recordar que en los años sesenta y setenta del siglo pasado no solamente en el Norte se estaba convencido de que en el Sur, incluyendo a América Latina, no existía pensamiento filosófico y científico propio de ninguna clase.

			
En el debate actual sobre el 'buen vivir' o 'buen convivir' andino o sobre la comunalidad mesoamericana confluyen estas tres corrientes de pensamiento latinoamericano, que durante las últimas décadas han sido enriquecidas con perspectivas interculturales, de género y medioambientales, con propuestas generadas con diferentes nombres en el seno de diversos pueblos indígenas del subcontinente. Evidentemente, las transformaciones del sistema capitalista a nivel global, el mapa mundial, primero sólo un poco cambiado -después de la extinción de la Unión Soviética-, pero después cada vez más: por el creciente peso demográfico, económico, político y militar de China; la conversión de la democracia en mercadeo de votos; el aumento imparable de los movimientos migratorios sur-norte, y los cambios drásticos en producción y comunicación por la digitalización y la difusión vertiginosa de los dispositivos móviles exigirán nuevos esfuerzos teóricos y prácticos a esta tríada y sus descendientes para mantener combinadas la mencionada 'corriente fría' del análisis con la 'corriente cálida' de búsqueda indignada frente a la, como ha sido citado Bartolomé de las Casas muchas veces, 'muerte injusta y antes de tiempo' de tantos seres humanos.

			Las distopías -también llamadas utopías negativas, utopías negras, contrautopías o antiutopías- son, al parecer, tan antiguas como las utopías.

			
La Primera Guerra Mundial con su exhibición monstruosa del lado destructivo de las llamadas fuerzas productivas del progreso, basado en la industrialización y considerado hasta entonces garantizado para siempre, inició una etapa de escepticismo duradero en la civilización noratlántica

			
Actualmente, no hace falta leer este tipo de textos para paralizarse. Por una parte, bastan las noticias diarias difundidas por la prensa, la televisión y las llamadas redes sociales digitales sobre horrorosos hechos sangrientos en todo el orbe que son tan numerosos que es imposible no entenderlos como signo del funcionamiento normal del sistema social vigente. Por otra parte, en América Latina parece crecer la conciencia de que muchos problemas, que se habían estudiado, comentado y tratado de solucionar durante mucho tiempo como típicos problemas locales o regionales, no lo son, sino que son solamente expresiones sureñas particulares de problemas planetarios. Por ejemplo, con respecto a la migración sur-norte, los desplazamientos humanos masivos recientes del llamado Oriente Cercano y del Norte y Centro de África hacia Europa han mostrado, al igual que la cuantiosa presencia actual de transmigrantes caribeños y africanos en México, que se trata de un problema mundial, sistémico, no de un problema sureño, marginal y pasajero. Al mismo tiempo revela que la movilidad humana y la supuesta desterritorialización celebradas por apologetas de la llamada globalización tiene dos lados bien distintos a causa de la brecha norte-sur (que también atraviesa a los países ubicados en el Norte y en el Sur): mientras que unos, en el Norte y en el sur, han adquirido el hábito y acumulado los medios para desplazarse temporal y voluntariamente para disfrutar de todo tipo de consumo barato en ambientes exóticos, para los más el viaje parece inevitable y definitivo, porque es la huida desesperada de circunstancias sociales, económicas y políticas, a veces también religiosas y étnico-culturales que amenazan su sobrevivencia y la de sus parejas, hijas e hijos. Algo semejante podría decirse sobre el desarrollo estancado y hasta regresivo de la democracia, que no se limita a los magros resultados de la siempre amenazada recuperación de las instituciones republicanas en América Latina después de las dictaduras en los años ochenta del siglo pasado, sino que ha sido puesto de relieve también por las igualmente lastimosas condiciones de los sucesores de la Unión Soviética, de la Unión Europea, de la Organización de las Naciones Unidas y, a partir de 2016, especialmente también de los Estados Unidos de Norteamérica.

			¿No es la propuesta de la revisión histórica un camino para 'otorgarle la debida importancia a nuestros puntos de vista desde el Sur para que
Frente a las antiutopías noveladas y las informaciones periodísticas que nos muestran día con día que los angustiosos presentimientos de los primeros sí podrían convertirse en realidad, debemos, como lo ha formulado hace ya un lustro el manifiesto
confluir y enredarnos con todos aquellos que desde las movilizaciones sociales y las organizaciones políticas, las instituciones universitarias

			
La relectura de nuestras experiencias históricas en búsqueda de los destellos utópicos, combinaciones históricas originales de las corrientes fría y cálida -incluyendo 'la crónica 'silenciada' de la disidencia y del pensamiento heterodoxo, los sueños y los proyectos sobre lo 'posible lateral''-

			
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'Repuntan ventas de '1984' en la era de Trump',
El presente texto amplía la ponencia presentada el 29 de septiembre de 2016 en el Seminario 'Fronteras, conflictos e imaginarios latinoamericanos', llevado al cabo en El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, y está dedicado a la memoria del hispano-urugayo Fernando Ainsa (1937-2019), incansable buscador de la presencia de la utopía en América Latina.

			Cuando el presente texto fue terminado, todavía no había iniciado la crisis del llamado coronavirus, por tanto, la expresión 'crisis planetaria' no se refiere a la pandemia mundial respectiva. Sin embargo, dicha pandemia pone de manifiesto las estructuras y las situaciones a las que se hace referencia con la expresión citada y que se observan tanto en las relaciones Norte-Sur como al interior de todos los países: la fragilidad de la idea y de la realidad de los derechos humanos, las enormes desigualdades sociales y los grandes segmentos poblacionales que
En Dora Elvira García (Coord.),
Palerm, Ángel.
, 1ª reimpr. México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social / Instituto Nacional de Antropología e Historia / Universidad Iberoamericana / Alhambra, 2010.Ángel Palerm,
Puede verse para la demostración de la calidad socio-científica
Las citas de obra de Moro provienen de la edición clásica preparada y prologada por Ímaz, Eugenio (Ed.). , 7ª reimpr. México: Fondo de Cultura Económica , 1984.Eugenio Ímaz,
Hay que advertir que se pueden encontrar ediciones -tanto impresas como en formato digital difundido en internet-, que, sin indicarlo, contienen únicamente el segundo volumen del libro en el cual se describe la fundación y las características de la sociedad en la isla Utopía.

			Para información básica sobre autor y obra pueden consultarse el estudio de Kenny, Anthony. , 3ª ed. México: Fondo de Cultura Económica , 2014.Anthony Kenny,
Conviene recordar en este contexto que el
Moro, Tomás. “Utopía”. En Eugenio Ímaz (Ed.), , 7ª reimpr., 37-140. México: Fondo de Cultura Económica , 1984.Tomás Moro, 'Utopía', en Ímaz, Eugenio (Ed.). , 7ª reimpr. México: Fondo de Cultura Económica , 1984.Eugenio Ímaz (Ed.),
Así el título de Valenzuela, José Manuel (Coord.). . Barcelona, Guadalajara, Tijuana: NED / ITESO / El Colegio de la Frontera Norte, 2015.José Manuel Valenzuela (Coord.),
Carpentier, Alejo. , 6ª ed. México: Siglo XXI, 1980.Alejo Carpentier,
Moro, Tomás. “Utopía”. En Eugenio Ímaz (Ed.), , 7ª reimpr., 37-140. México: Fondo de Cultura Económica , 1984.Moro,
Sucintas presentaciones de su biografía y obra se hallan en Krotz, Esteban. “Introducción a Ernst Bloch (a 125 años de su nacimiento)”. V, núm. 10 (2011): 55-73. Esteban Krotz, 'Introducción a Ernst Bloch (a 125 años de su nacimiento),
Afirmar la vigencia de las ideas de causalidad y de la explicación causal, no implica, desde luego, desconocer las diferencias de los órdenes de la realidad empírica o sostener la concepción comtiana de la ciencia social como 'física social'. Pero la existencia de diferentes grados de complejidad de la materia no anula la idea general de la inteligibilidad y del conocimiento científico, sino solamente exige precisar las diferentes clases de ciencia con diferentes tipos de 'leyes'.

			En el capítulo 36 de su obra magna,
Palerm, Ángel. . México: Nueva Imagen, 1980.Ángel Palerm,
Véase para uana sucinta explicación de las dos 'corrientes', Krotz, Esteban. “Introducción a Ernst Bloch (a 125 años de su nacimiento)”. V, núm. 10 (2011): 55-73. Krotz, 'Introducción a Ernst Bloch...', 66-67.

			Moro, Tomás. “Utopía”. En Eugenio Ímaz (Ed.), , 7ª reimpr., 37-140. México: Fondo de Cultura Económica , 1984.Moro,
Bloch, Ernst. “Fragmentos sobre la utopía”. En Esteban Krotz, , 2ª ed. corr. y ampl., 257-269. México: Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, 1988.Ernst Bloch, 'Fragmentos sobre la utopía', en Krotz, Esteban. . México: Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (2ª ed. corr. y ampl.). 1988aEsteban Krotz,
Una breve reseña del citado movimiento y de su catastrófico final se halla en Cohn, Norman S. . Barcelona: Barral, 1972.Norman S. Cohn,
Sobre esto dice Bloch, Ernst. . Fráncfort: Suhrkamp, 1975.Bloch -en
En el capítulo arriba señalado sobre la utopía social europea, Bloch describe cómo durante los siglos XVII y XVIII, 'el derecho natural ilustrado' ocupa el 'lugar de utopías sociales', por lo que 'entre Campanella y Owen, [...] se extiende un espacio casi vacío de utopías sociales originales, respondiendo así a las exigencias de la emancipación burguesa. Mucho más próxima a estas exigencias se hallaba el derecho natural; mucho más próximo también en el campo de la ideología, aunque no coincidente con ella'. Bloch, Ernst. , vol. II. Madrid: Trotta, 2006.Bloch,
La idea proviene de la referencia blochiana al 'destello fulgurante de un estado final utópico'. Bloch, Ernst. . Fráncfort: Suhrkamp, 1975.Bloch,
Mignolo, Walter. . Barcelona: Gedisa, 2007.Walter Mignolo,
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Es con referencia evidente a este contexto social y cultural que surge la obra de Maquiavelo acerca de la cual se dice con razón que 'después de
'Acaso Vasco de Quiroga sea el único utopiano verdadero -escribe Carlos Fuentes-. Sabiéndose en la 'edad de hierro' de la Conquista española, intenta restaurar una mínima comunidad humana entre seres concretos: los indios del reino purépecha sojuzgado'. Fuentes, Carlos. . México: Fondo de Cultura Económica , 1990.Carlos Fuentes,
Palerm los incluye a Vitoria y Mariana, junto con Las Casas y Vasco de Quiroga, en la sección 'Utópicos y rebeldes de la era de las revoluciones' de su historia de la antropología mencionada.

			Ver, como ejemplos recientes de tal visión norteña limitada, dos estudios importantes sobre los derechos humanos, la 'nueva genealogía de los derechos humanos', de Joas, Hans. . Washington: Georgetown University, 2013.Hans Joas,
Mariátegui, José Carlos. , 3ª ed. corr. y aument. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 2007. José Carlos Mariátegui,
Bonfil Batalla, Guillermo. . México: Grijalbo, 1990.Guillermo Bonfil Batalla,
Childe, Vere Gordon. . México: Fondo de Cultura Económica , 1977. Primera edición 1936.Véase G. Childe,
Bloch, Ernst. , 2ª ed. Fráncfort: Suhrkamp , 1975.Ernst Bloch,
Que esta apreciación siguió manteniéndose durante mucho tiempo, lo demuestra la propuesta denegada en una universidad estadounidense a un filósofo colombiano en los años noventa de elaborar su tesis doctoral sobre la filosofía latinoamericana, con el argumento de que no se podía hacer una tesis académica sobre algo inexistente.

			Zapata, Francisco. “Las ‘Siete tesis’: treinta años después”. XIII, núm. 37 (1995): 181-188.Francisco Zapata, 'Las 'Siete tesis': treinta años después',
Puede considerarse la
Presentaciones esquemáticas de esta contraposición se hallan en Krotz, Esteban. “Invitación a la utopía: en torno a utopías y anti-utopías”, XI, núm. 37 (1990): 129-134.Esteban Krotz, 'Invitación a la utopía: en torno a utoñías y anti-utopías', en
Precisamente en estas circunstancias sombrías se publicó la primera gran obra de Ernst Bloch; véase Krotz, Esteban. “El inicio centenario del filosofar utópico de Ernst Bloch”. XX, núm. 39 (2019): 9-42.Esteban Krotz, 'El inicio centenario del filosofar utópico de Ernst Bloch',
D’Olne Campos, Marcio. “SURear, NORTear y ORIENTar: puntos de vista desde los hemisferios, la hegemonía y los indígenas”. En Xochitl Leyva Solano y otros (Eds.), , tomo II, 432-458. San Cristóbal de las Casas: Retos, 2015.Marcio D'Olne Campos, 'SURear, NORTear y ORIENTar: puntos de vista desde los hemisferios, la hegemonía y los indígenas', en Xochitl Leyva Solano y otros (Eds.),
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Cerruti, Horacio. “Utopía y América Latina”. En Horacio Cerruti y otros, , 23-34. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1991.Horacio Cerruti, 'Utopía y América Latina', en Horacio Cerruti y otros,
¿Qué hacer para que las instituciones académicas, especialmente aquellas en las que se enseñan ciencias sociales, puedan ser algo así como talleres de utopías, talleres de búsqueda de alternativas a la situación existente que amenaza con prolongarse y que está transformando el sistema de ciencia, tecnología y educación superior en dirección hacia la 'nueva universidad' denunciada hace ya tiempo por González Casanova, Pablo. “La nueva universidad”. En: 1, núm. 1 (2009).
Pablo González Casanova, 'La nueva universidad',
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Varios autores, 'Por una nueva imaginación social y política en América Latina [manifiesto]',
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